Descripción
Desde el 1770, los monjes de la abadía de Montserrat se instalaron en la finca dels Desterrats como penitencia. La zona era conocida por su clima extremo y duras condiciones. Su labor: trabajar la tierra para proveer de alimentos a la diócesis. Su legado: el descubrimiento de un nuevo terruño, de un vino superior. La leyenda: grandes barriles desaparecían misteriosamente. Algunos decían que eran los ángeles que se lo llevaban al cielo.
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